Caminatas · P.N. El Estrecho

De Pelayo a Tarifa


Acantilados y Plataformas de abrasión

Qué mejor lugar que el Estrecho de Gibraltar para terminar esta temporada de caminatas; junto a un mar y un océano, más frescos imposible ahora que la calor aprieta y casi muerde. Sí, con esta caminata me despido, pero sólo hasta que los campos empiecen de nuevo a pintarse de verde. Aunque no crean que van a librarse tan fácilmente de este caminante que les escribe. Algún artículo que otro caerá en verano, en breve uno que estoy preparando sobre el Chacarrá o Fandango tarifeño. Me despido de las caminatas, diríamos que profesionales, y las cambio por esas caminatas veraniegas de a diario, por ese paseo con las niñas hasta el parque a la fresquita, por ese otro hasta el supermercado, o por el mejor de todos, ese paseo triunfal que se da uno de la orilla de la playa hasta el chiringuito, al Volare mismamente, en Valdevaqueros.

Casi cualquier mes del año es bueno para hacer esta caminata de Pelayo a Tarifa. En realidad, si hablamos de rutas oficiales al uso, esta ruta  está compuesta por dos. El primer tramo hasta Cala Arenillas coincide en la mayor parte del trayecto con la ruta del Cerro del Tambor. Y el segundo tramo, el que nos lleva a Tarifa, pasa por la Colada de la Costa. En total recorrimos 18 km y tardamos unas 6 horas. Es aconsejable comprobar el estado de las mareas el día que se vaya a andar, y si está baja mucho mejor, pues así podremos caminar por las plataformas de abrasión.

Primer tramo: De Pelayo (Huerta Grande) a Cala Arenillas
Segundo tramo: de Cala Arenillas a Tarifa

 En este artículo me he propuesto pararme poco en comentarios históricos y demás, y dejar que las 29 fotografías que subo hablen por sí mismas. Porque ¿qué decir de un lugar, el Estrecho de Gibraltar, que se creó hace unos seis millones de años al separarse los actuales continentes europeo y africano, formándose entonces una descomunal catarata que se cree medía 30 km de longitud por 2 km de altura y que tardaría unos 100 años en llenar la cuenca del Mediterráneo hasta que las aguas se nivelaron? O, acercándonos un poco a nuestros tiempos ¿qué decir de un lugar, el Estrecho, que históricamente ha servido de puerta giratoria a tantos pueblos y culturas hasta convertirse en la actualidad más bien en una gran alambrada erizada de armas y leyes para que no la salten los desposeídos del Sur? Poco, o seguramente mucho.

En fin, quedémosno ahora con en el lado «bonito» del Estrecho, y demos el pistoletazo de salida a esta última ruta de la temporada. Desde donde se encuentran mis colegas Julio y Eddy, desde Huerta Grande, un complejo rural situado en la barriada algecireña de Pelayo. Ahí tiene inicio la ruta del Cerro del Tambor, que nos conducirá por una cómoda pista de tierra hasta dicho cerro, donde hay un mirador para contemplar la maravilla geológica del Estrecho. Cruzaremos tierras dedicadas sobre todo a la ganadería, y algún que otro alcornocal. A nuestra derecha queda el Arroyo de la Ventilla.

Julio y Eddy, con 18 km menos en el cuerpo
Al fondo, Puerto de la Higuera y el Algarrobo, coronado por las nubes
Cardo borriquero, pariente campero de la alcachofa
Primer desvío a la derecha
Uno de los ranchos o cortijos que nos encontraremos por esta ruta del Cerro del Tambor

 Quietos paraos aquí. Como ven, al fondo hay unos aereogeneradores; pues al final de ese cerro es donde está el mirador, donde finaliza la ruta. Si continuasemos esta misma pista llegaríamos directamente a Guadalmesí, pero no es esa nuestra intención. El trayecto desde Cala Arenillas hasta la Torre del Guadalmesí por la costa es mucho más bonito. Además, tenemos una cita pendiente con un amigo que vive por estos lares. Bajamos, por tanto, por ese desvío a la izquierda.

Desvío a la izquierda hacia Cala Arenillas
Una Tagarnina nos saluda al pasar
Entrando en el Cortijo de Arenilla, para saludar a Juanlu, un amiguete
Nuestro amigo Juanlu. Perdonen la «pechonalidad» pero es que me estaba aplicando crema solar

El Cortijo de Arenillas, por su situación y aspecto, debe ser de los más antiguos del lugar. Por lo que nosotros vimos no se dedica en la actualidad a labores agropecuarias. Digamos que las estancias del cortijo sirven hoy día para el descanso de sus ocupantes. En una de ellas, al pie de estas montañas vive nuestro amigo Juanlu, en una humilde morada. Se levanta muy temprano para cuidar de sus plantas de comer y de soñar. Porque dicen que un día la tristeza y el paro llegó hasta su corazón… no sé, pero esto que acabo de escribir me suena a una cancioncilla de la niñez; debe ser un dejavú… En fin, que nuestro amigo parece feliz en Arenillas, con su huerto y su mucho tiempo libre. Nos tomamos un té y continuamos el camino no sin antes decirle o aconsejarle algo así como que no te vayas Juan Luis, no te alejes de aquí, adiós Juan luis, pensaremos mucho en ti, este es tu hogaaaaarr… vaya, otra vez la cancioncilla pegadiza esa.

Alcanzando la costa, al fondo un cuartel abandonado de la Guardia Civil

Esta es la Cala Arenillas. El diminutivo es indicativo de los pocos metros cuadrados de arena que contiene la cala, pero los suficientes para que ese día tres o cuatro grupos de playeros disfrutaran de tan singular rincón. A partir de ahí empieza el sendero de la Colada de la costa, que en realidad es una vía pecuaria. No será raro que nos encontremos pues con ganado, que nos mirará con esa expresión boba y a la vez tierna que les caracteriza, como queriéndonos preguntar de qué país hemos emigrado.

En Cala Arenillas
Caminito de Tarifa
Restos de un bunker, de la década de los 40
Plataformas de abrasión y acantilado

 Caminar por el campo, por la montaña, es casi sinónimo de actividad relajante e introspectiva. Para mí al menos lo es. Y me estoy dando cuenta de que hacerlo junto al mar lo es más aún. Quizás se deba a la influencia de los espacios abiertos, a ese horizonte que te hace perder la mirada, a ese viento cargado de oxígeno y de sodio, o al mantra hipnótico de las olas. Es una sensación especial y diferente pegarse una caminata marina. Es la tercera vez que hago este trayecto de Algeciras a Tarifa por la costa, y siempre he terminado con ese gusanillo de querer algo más, de no salirme de esa sensación tan tranquila y placentera.  Estoy convencido de que hay lugares de poder en el mundo (los que escuchen el programa de radio La Rosa de los Vientos me comprenderán mejor) y de que el Estrecho de Gibraltar es uno de ellos.

Vacas retintas buscando donde pasar el día. Al fondo se divisa la Torre de Guadalmesí
Caprichos de la erosión en la roca arenisca

La torre de Guadalmesí fue construida en tiempos de Felipe II, en el s.XVI, para servir de enlace entre Tarifa y la Torre del Fraile en el sistema defensivo y de alerta creado para la lucha contra los piratas berberiscos. Pero como reza en un panel informativo junto a la torre, su función principal venía dada por su ubicación junto a la desembocadura del río Guadalmesí. Por lo que se ve, este río era de los pocos en el Estrecho que permitían a los barcos proveerse de agua dulce en época estival, y claro, había que evitar que los piratas llenaran sus bodegas. Que oportuno queda ahora recordar ese refrán de «al enemigo ni agua».

LLegando a la desembocadura del Guadalmesí y su torre
Torre de Guadalmesí
Esta roca… ¿quién se la dejó ahí olvidada?
Punta Canales, parece mentira pero ahí se practica windsurf.

Ahora toca ponerle nombre científico a esos lugares o elementos geológicos que la mayoría de nosotros conoce de toda la vida con nombres más simples, o que incluso nunca nos ha preocupado saber cómo se llaman. Me refiero a las plataformas de abrasión y a las formaciones de flysch. Las plataformas de abrasión son esas superficies rocosas semisumergidas que se originan a base de mucha erosión marina y paciencia ¿Quién no se ha puesto alguna vez a mariscar en estos lugares? Hoy día, si no me equivoco, es una práctica prohibida a causa de la sobreexplotación. Creo haber leído en algún artículo que el imaginario popular tarifeño de antaño suponía que estas formaciones geológicas eran antiquísimos caminos empedrados. Y se entiende que se llegue a esta conclusión, pues cuesta admitir que la mano del hombre no tenga algo que ver en esta especie de paseo marítimo natural. Los flysch también nos resultarán muy familiares. El mejor sitio para observarlos son los acantilados. Son esas formaciones en las se alternan capas duras de caliza y arenisca, con otras blandas de arcilla.

La de al fondo debe ser Punta de Oliveros

A partir de Punta Oliveros comienza la zona conocida como los Parentones. Es aquí donde se pueden apreciar los mejores ejemplos de plataformas de abrasión, que se suceden unas a otras hasta llegar a Tarifa.Según el decreto 146/98, estos parentones están reconocidos como espacios naturales costeros de extraordinario interés. En ellos sobreviven moluscos endémicos sólo del Estrecho de Gibraltar, como pueden ser el Cassiella abylensis y el Nassarius tingitanus.

Plataformas de abrasión en los Parentones
¿Acantilados o tumbonas para tomar el sol?

En este ultimo tramo de la caminata podemos optar por andar por estas plataformas o por la vereda por donde discurre la Colada de la Costa. Ya he comentado que si deseamos andar a pie de mar debemos consultar el horario de mareas. Este es un buen sitio para hacerlo: tabla de mareas de Tarifa. Al revolver de una de esas puntas nos aparecerá de repente el contorno de la isla de las Palomas y su faro. Es una sensación euforizante llegar a pie a una ciudad a la que antes has ido cientos de veces en coche y por carretera.

La isla de las Palomas con su faro
El autor, que también gusta de salir en las fotos

Como se habrá observado, nosotros tomamos la vereda de la colada en muy pocas ocasiones; tiramos casi siempre por las plataformas. Poco antes de entrar en Tarifa pasaremos por Punta Camorro y un monte plagado de pitas, planta que da un toque muy moruno a este acceso costero a la ciudad del Estrecho.

Pitas antes de llegar a Tarifa
Y Tarifa ¿por fin?
Hasta la próxima temporada, que no me falte nadie

 

¡Chistera, chistera, la caminata está fuera!

 

7 comentarios sobre “De Pelayo a Tarifa

  1. MUY BUENO. HAY QUE REPETIRLO. POR CIERTO LEI RECIENTEMENTE QUE SE ESTA PENSANDO QUE LA SEPARACIÓN DE LAS PLACAS Y EL LLENADO DEL MEDITERRANEO ES MUCHO MAS RECIENTE DE LO QUE SE IMAGINA. AQUI TE DEJO EL ENLACE http://levanteoponiente.blogspot.com/.
    ME QUITAS UN PESO DE ENCIMA AL SABER QUE NO SLY EL UNICO FRIKI QUE ESCUCHA LA ROSA DE LOS VIENTOS A ESAS HORAS, EN FINDE.
    BUENO UN SALUDO.

  2. Qué no es Marco, que es Juanlu!!! Por cierto, se te ha olvidado poner un comentario de la mejor vista que tuvimos en toda la caminata, justo cuando estábamos llegando a Tarifa.
    Queeeeeeeeeeeeeeeesssso!

  3. conozco el recorrido me a encantado verlo, también nostalgia pues yo me crie el cortijo el tejar. cerca de la cuesta el camorro
    yamado el tejar por mi abuelo que hacían tejas de barro,

  4. Hola! Siempre he querido hacer esta ruta y al final… me he plantado sin hacerla con 2 peques de 2 y 3 años! Se podria hacer parte de este camino con niños tan pequeños? Seria complicado llegar hasta la playa de las arenillas con ellos? Podria accederse en coche y caminata cortita a alguna parte de ese camino tan bonito por la costa? Alguna otra sugerencia para rutas con pequeñines? Muchas gracias por compartir esta maravilla

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