El peligro de los topónimos.
Ver noticia aquí: Paseos en familia por el Palancar.
El titular de la noticia me aparece acertado: «Paseos en familia por el Palancar«. El entorno del embalse de Charco Redondo y la ruta oficial habilitada al efecto en ese lugar son una buena elección para aquellos que quieran disfrutar del paisaje junto a la familia. Lo malo es que puede ocurrir que alguien se fije en la fotografía que acompaña a la noticia, se fije bien quiero decir, y aprecie que tras esos pinos azotados y moldeados por el levante se distingue el Estrecho de Gibraltar y … ¿la Isla de las Palomas, de Tarifa? No, no, no, se dirá el cabeza de familia; yo no embarco a mi progenie y a mi señora/señor en una ruta que empieza en dicho embalse, en Los Barrios, y acaba en las cercanías de Tarifa. ¿Pero qué clase de paseo en familia es ese de más de 20 kilómetros?
Más allá de la broma, que tampoco quiero estirar demasiado, he aquí la explicación. El texto de la noticia hace referencia a la ruta situada en la finca del Palancar, a orilla del embalse de Charco Redondo, en el término municipal de Los Barrios. Y la fotografía que la acompaña muestra un bonito paisaje pero de otro «Palancar». En efecto, la imagen esa muestra un paraje muy conocido para aquellos que hayan subido al Tajo de las escobas o a los Llanos del Juncal. Es otra zona conocida también como el Palancar, pero esta se ubica en el término de Tarifa, por la sierra del Cabrito, cerca de la Ahumada. Yo tengo varias fotos de ese mismo lugar, y además es portada de uno de los famosos cuadernos de senderismo del colega Garry, responsable de la web Betijuelo y del muro de Facebook «Andar por el Campo de Gibraltar» (¿No te quejarás por la publicidad eh? jajaja).
El caso es que yo me imagino al autor de la noticia o a alguien del periódico buscando ¿en internet?, hummmm, una imágen para la noticia, y va y le sale esta, «El palancar» y se dice Arquímedes ni palancas ni ná, esta misma que es muy bonita.
Nada, venga, que sólo quiero aportar una nota, ¿palanca?, de humor. Es algo que pasa en todas las familias. Y más cuando a nuestros antepasados se les ocurrió llamar del mismo modo a distintos lugares. Cualquiera que se ponga a «leer» un mapa, como yo hago a menudo, se dará cuenta de que algunos topónimos se repiten con provecho. Así a bote pronto y a estas horas de la noche se me ocurren los topónimos: Arroyo, pasada … del Lobo, Cerro del fraile hay unos cuantos… y más que ahora mismo no recuerdo.
Pensándolo bien, esta noticia nos ha servido para promocionar dos parajes muy aconsejables de visitar, dos «palancares» muy propios para «apalancarse».