Caminatas · P.N. Los Alcornocales

Subiendo al Algarrobo


El Algarrobo

Hacia el pico más alto que se ve al fondo se encaminaron mis botas el sábado pasado. Por suerte, el  día no podía haberse levantado mejor; un anticipo primaveral que me obligó a untarme de crema solar y que hizo que el litro de agua de la cantimplora se quedara corto. En ese punto de la fotografía me restaban poco más de 5 kilómetros de ascenso casi continuo, por lo que al ser una ruta lineal, se habrá ya deducido que en total son unos 11 kilómetros de ida y vuelta. Eso, si las vistas que nos encontraremos en la cima, a 672 metros de altura, no nos inducen a quedarnos en ella cual anacoretas.

Como espero se pueda apreciar en la imagen, la ruta comienza en la Barriada del Cobre, en la pista forestal por la que se sube también a nuestra hermosa garganta del río de la Miel. Ahí podemos dejar el coche y todo el estrés acumulado durante la semana.

Ortofotografía de la ruta

La Sierra del Algarrobo puede considerarse como la antesala de las Sierras del Bujeo y de Luna, que la flanquean a izquierda y derecha respectivamente. Es esa sierra que nos encontramos a mano derecha mientras se sube a Pelayo, la misma en la que hace pocos años se planeó edificar una macrourbanización con su correspondiente campo de golf. Por fortuna, el proyecto no se llevó a cabo, y quieran las leyes del mercado que la burbuja inmobiliaria siga así de reventada, que  no vuelva a inflarse, y  le dé a otro especulador de turno por resucitar el asunto.

Y es que nos encontramos en un entorno de vital importancia para las migraciones de las aves; considerado en realidad como un pasillo por el que cada año pasan de ida y vuelta miles de cigueñas y miles de rapaces como halcones abejeros y aguilas calzadas, entre otras muchas aves. Además, su cima sirve de atalaya a una nutrida bandada de buitres.

El Algarrobo pertenece a ese tipo de montañas  que a base de verlas a diario desde pequeño acaban convirtiéndose en algo tan familiar que pasan como inadvertidas. Hasta que miras un mapa, lees un artículo, pasas cientos de veces por abajo,  y llega el día que la miras con otros ojos, como si la descubrieras de repente, y te dices:  «Ahí tengo yo que subir». Personalmente, me quedo muy contento por haber subido a esta modesta pero peleona cima.

La ruta en sí no tiene muchas complicaciones. Sólo hay tres desvíos o hitos a tener en cuenta. El primero lo encontramos a la entrada al río de la Miel, donde un poste de señalización nos indica que sigamos a la derecha. Se hará oídos sordos a este poste y al antiguo verso de Ben Abi Ruh de  «detente junto al río de la miel, párate y pregunta…«, y continuaremos el camino por la izquierda, hacia el Cerro del Rayo.

Garganta del Río de la Miel

El Cerro del Rayo es un paraje bastante bello, pero corre la mala suerte de verse atravesado de punta a punta por las torres de alta tensión del denominado «cable de Tarifa». Desconozco si en el momento de su diseño y trazado fue inviable cualquier otra alternativa, pero lo cierto es que las torres con sus cables cruzan el monte como una fea cicatriz, y su zumbido nos acompañará al menos durante un kilómetro, acallando el de cigarras y demás insectos. De todos modos, ahí la ruta va ganando altura y si miramos a la izquierda, se nos pasará un poco el mosqueo.

Algeciras y el Puerto desde el Cerro del Rayo

Hasta que no alcancemos un mayor altura no dejarán los alcornoques de flanquearnos el camino. También el matorral característico que suele crecer a su sombra. Y flores, abajo pongo dos ejemplos. El Cantueso, de la que se extren sustancias para hacer colonia, además de servir de repelente contra los mosquitos. Y el Atrapamoscas, que yo sepa la única planta carnivora del Parque. El cantueso abunda, pero la atrapamoscas es muy escasa y está protegida, por lo que es difícil encontrarse con una.

Cantueso o Lavandula Stoechas L.
Atrapamoscas o Drosophyllum luitanicum

El segundo hito lo encontraremos en la zona conocida popularmente como los Tres pinos. Aquí comienza, a la derecha y siempre en ascenso, el «Sendero de los prisioneros«, denominado así porque fue construído por prisioneros republicanos que perdieron nuestra guerra civil. Alrededor de 15 mil de ellos fueron destinados al Campo de Gibraltar para levantar, entre 1939 y 1943, desde Conil a Guadiaro una línea de defensa frente a posibles ataques de los Aliados en el contexto de la II guerra mundial. Divididos en batallones de trabajo construirían nidos, fortines, y demás macabras construcciones militares. Y abrirían caminos y senderos en el monte, donde cientos de ellos perderían la vida en unas condiciones infrahumanas, propias de esclavos. Paradójicamente, hoy día esos caminos son transitados por gentes que amamos la naturaleza, y en consecuencia, así debería ser, la paz.

Tramo hormigonado del Sendero de los prisioneros

Y digo bien, caminos transitados… pues ese día me encontré con bastantes caminantes: un grupo de amigos que iban a acampar, según ellos, en una peña del río; un hombre un tanto extraño que iba sin agua, sin bocata y sin saber a dónde llevaba ese camino; y toda una clase o varias de un Instituto de secundaria de Cádiz. Por momentos pensé que retrocediamos en el tiempo y en efecto nos atacaban e invadían los aliados; tal era el lógico barullo que formaban. Eso sólo en el camino de ida, a la vuelta me topé con más senderistas y familias camperas. Aunque es normal que al campo se vaya en busca de silencio, yo particularmente agradezco ese tipo de encuentros. El campo está para disfrutarlo y andarlo, claro está que con el debido respeto, y cuanta más gente lo conozca, quizás se haga más fuerza para conservarlo.

Ahí se divisa el fortín que me propuse tomar ese día a la fuerza: todas las guerras fueran así…

El Algarrobo desde el Sendero de los prisioneros

Me da a mí que esta de abajo es de mi misma opinión…

Vaca dándome su aprobación

Continuando el ascenso, dejando atrás a la muchachada, se llega al tercer hito a tener en cuenta. Este se encuentra donde el camino se torna llano y nos da un respiro, en el paraje conocido como Comares, catalogado como monte público. Ahí nos encontraremos con una cancela, donde se deberá descansar brevemente y tomar algo que nos aporte energía. Las vistas en ese tramo no pueden ser más bellas, a nuestra derecha se abre vigorosa y salvaje la garganta del río de la Miel. El fragor de su caudal, perfectamente audible, nos hará esta vez sí detenernos y preguntarnos muchas cosas.

Comares, y abajo, el Río de la Miel

Bien, tenemos la cancela frente a nosotros, es hora de girar a la izquierda, empezar a subir esta vez sí de verdad y demostrarnos que tenemos buenas piernas y un buen par de pulmones. En adelante avanzaremos por un cortafuegos hasta la cima, casi siempre pegado a una alambrada que lo delimita, por lo que es imposible salirse de la vereda o perderse. Este último trayecto es realmente bonito, pues las vistas cada vez son más cautivadoras. Atravesamos una característica zona de herriza, formada por brezos, jaras y demás arbustos, y de vez en cuando nos salen al paso hermosas lajas de arenisca.

En la fotografía de abajo se puede apreciar el nacimiento de la Garganta del Guijo, que alimentará más abajo el caudal del Río Pícaro. Poco antes el monte nos ofrece un alivio en forma de llano antes de afrontar la última subida.

Garganta del Guijo

Y aquí estamos, en la cima del Algarrobo. Tomé muchas fotografías, pero entre que la hora y la luz no eran muy favorables y que mi Kodak se me revela o la pobre tiene sus años y no dá para más, no obtuve muy buenos resultados. Ahí dejo un botón de muestra para dar de comer al gusanillo de los que queráis subir.

Algeciras y la Bahía desde el Algarrobo
Algeciras y la Bahía desde el Algarrobo

Y esta para que quede constancia de que al final gané la batallita: ¡Cimaaaaaaaaaaaaaaa!

El autor en la cima del Algarrobo

 

14 comentarios sobre “Subiendo al Algarrobo

    1. Ese che, gracias por el comentario, que todavía no te había contestado por aquí. Ya está casi lista la próxima caminata, esta vez por Facinas.

      Saludos.

  1. Hace tiempo que quería subir al Algarrobo. Ahora que lo he visto lo anotaré para una futura escapada.
    Aprovecho para felicitarte por tu blog.
    Saludos.

    1. Hola Manuel, gracias por visitar el blog, yo soy asiduo del vuestro y se lo recomiendo a todos los que me preguntan a dónde pueden ir. En cuanto al Algarrobo os va a gustar seguro, bueno, ya conocéis estos lares.
      Saludos.

    1. Hola Marisa. No hay que pedir permiso, que yo sepa hasta arriba es monte público. Y sí, este fin de semana va a hacer buen tiempo, y sol, por eso lleva mínimo un litro de agua.
      Otra cosa, imagino que no irás sola, porque aparte de aburrido es peligroso. Yo lo hice sólo y la verdad no tengo excusas. Ese tipo de caminata, bueno en realidad todas, hay que ir acompañado y con móvil.
      Pero disfruta, que el camino es muy bonito y las vistas una pasada. Ya contarás.

      1. Gracias JuanMa por las recomendaciones. No voy a subir sola, voy con unos amigos que espero que no se rajen cuando se lo plantee. Estas sierras que están detrás de Algeciras me fascinan. Hace tiempo que tengo ganas de subir y poder contemplar las vistas que aparecen en tus fotos. Y gracias por tu blog. Espero que lo sigas «alimentando».

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